1 de diciembre de 2015

1 de Diciembre, Día Mundial de la Lucha contra el VIH/Sida


Con motivo del día Mundial de la Lucha contra el Sida, el pasado domingo 29 quisimos adentrarnos un poco en este tema y, de alguna manera, acercarnos a la realidad de los enfermos del Sida, a través de la película Philadelphia de Jonathan Demme, protagonizada por Tom Hanks y Denzel Washington.
           
Muchas veces utilizamos el término “sida” como sinónimo de VIH, pero en realidad son cosas distintas. El VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana) es el microorganismo en sí, que ataca al Sistema Inmunitario de las personas, haciéndolos vulnerables una serie de infecciones denominadas oportunistas puesto que un sistema inmunitario sano sería capaz de combatirlas sin problemas. Para que una persona sea diagnosticada de sida, es necesario que el recuento de linfocitos esté por debajo de un cierto nivel y que, además, padezca alguna de estas infecciones oportunistas. Es decir, cuando una persona es infectada con el VIH, pasa a ser portadora del virus (seropositiva) y es capaz de infectar a otros.

A las 2 o 3 semanas de haber sido infectado, se produce el Síndrome de Infección Aguda, con síntomas parecidos a los de la gripe, que con el tiempo remite. Después de esta etapa, (entre los 2 y 6 meses después de haber contraído el virus) el organismo crea anticuerpos, que son los que delatan que la persona ha contraído el VIH. Sin embargo, esto no significa que la persona tenga sida, puede permanecer como portador asintomático, tener síntomas menores o comenzar la fase de sida, es decir, el cuerpo pierde poco a poco la capacidad de contener el virus y pasa a ser vulnerable a las infecciones.


Como vemos, una persona puede tener el VIH y llevar a cabo una vida completamente normal, porque todavía tiene un Sistema Inmune fuerte, sin embargo, bien es cierto que es muy importante que controle su alimentación, haga ejercicio, y mantenga un seguimiento médico de su evolución. En los últimos diez años, las posibilidades de vivir más tiempo y con mejor calidad de vida de las personas seropositivas ha aumentado considerablemente.

Como medio de sensibilización hacia este tema, la película Philadelphia fue la elegida para nuestro Videofórum del pasado domingo. Se trata de una película basada en la vida de Geoffrey Bowers, un abogado que fue despedido de forma improcedente de su bufete en 1987 tras saberse que tenía sida. Éste recurrió al abogado Clarence B. Cain para su ayuda y consiguió ganar el juicio a los tres años, poco después murió.


En nuestro caso, la película se centra en la historia de Andrew Beckett (Tom Hanks), un prestigioso abogado que trabaja para un importante bufete, del que es despedido por un supuesto error con un caso importante, cuando en realidad es por haber contraído el sida y por ser homosexual. En ese momento, Andrew busca la ayuda de un abogado poco exitoso para demandar al bufete por despido improcedente. A lo largo de la película, vemos cómo va empeorando la salud del protagonista, destacando la brutal escena del espejo en el juicio.

Sin embargo, aunque hablamos de Andrew Beckett como protagonista, otra figura de gran relevancia es Joe Miller (Denzel Washington), el abogado que defiende su caso y a través de quien  se refleja el cambio de mentalidad respecto a la enfermedad. Se trata de un hombre que odia a los homosexuales y muestra asco y miedo ante la enfermedad, se refleja claramente su ignorancia respecto al VIH al limpiarse la mano con la que saluda a Andrew; pero con el transcurso de la película, se va adentrando en su caso, en su familia y en su dolor.

Especialmente desgarradora y emotiva es la escena en la casa de Andrew, en la que Miller pretende preparar las preguntas que le hará en el juicio, pero acaban escuchando a María Callas en el aria de la ópera “Andrea Chenier” de Umberto Giordano, mientras Andrew describe el tema, inspirado en su dolor y en su lucha personal.

Se trata de una película cargada de intenciones, presenta el desconocimiento de la sociedad hacia esta enfermedad y toda una serie de prejuicios, que a lo largo de la trama, a través de la comprensión y aceptación, se ven superados.


Debemos tener en cuenta que se trata de una película de principios de los 90, época en la que el movimiento homosexual no estaba tan aceptado y normalizado como lo está hoy en día, y en la que la información que disponían los ciudadanos de a pie sobre el VIH era más bien escasa, desconociendo los medios de transmisión de la enfermedad y prevención.

Sin duda, muy recomendable para los amantes del cine, y, sobre todo, muy recomendable para un día como hoy, para recordar que la tolerancia y los éxitos de hoy se deben a luchas del pasado y a dolorosas historias personales que vencen a la ignorancia a través del conocimiento.


Elena De La Torre Castro




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